Iztaccíhuatl 

12-14 marzo  2010

 

El martes 12 de marzo, a las 9:30 iniciamos nuestra caminata desde La Joya, la mochila bien cargada: 7 litros de agua, comida, sleeping… etc. Más o menos unos 15 kilos…no es mucho para algunos  veteranos, pero para mí era como una tonelada, no llevaba ni 5 minutos y sentí que el pecho se me iba a reventar… paramos y ajustamos la mochila, me sentí mejor, ya el peso estaba en la cintura.

 

La caminata de 5 o 6 horas se convirtió en 12horas… muchas paradas, mucha plática, muchas fotos de mi parte…incluso nos encontramos algunos conocidos y el  disfrutar el paisaje también toma su tiempo, pero no teníamos prisa. Personalmente me sentía muy bien, sin cansancio y con mucha energía, creo que mi compañero es el que venía un poco cansado, jajaja. Pero no podía dejarlo, no tenía idea del camino (no es verdad, no dejaría a Samir… el compañerismo y la lealtad ante todo…)

 

Ya para llegar al albergue de los Cien, más o menos a las 8:30, era de noche y soplaba un viento, que sin ser muy exacta, más o menos era de 60 km/ hr. Fue una prueba interesante: caminar en la noche, no perder el equilibrio con el viento y sobretodo controlar los nervios… con gran alivio llegamos al albergue y ahí nos esperaba otro reto, montar la tienda bajo esas condiciones,  confieso que nunca he montado una tienda y solo rezaba con no ser demasiado torpe y que pudiera ayudar a mi experto guía.

 

En el albergue habían algunas personas y varias veces nos hicieron señales, incluso uno de ellos salió y nos invitó a pasar, yo creo que pensaron “qué par de locos, montar a estar hora y con este clima la tienda...” pero teníamos decidido montarla y pasar la noche en nuestro propio espacio.

Tardamos alrededor de 1 hora… buscando piedras, acomodando las estacas… y bueno, a menos de que Samir piense lo contrario,  creo que no estuve tan mal… jajaja. Cuando me dijo Samir que ya podría entrar a la tienda y empezar a acomodar las cosas, sentí mucha alegría, mucha satisfacción, así se construyen los equipos…

 

A las 11 pm nos pudimos acomodar ya en los sleepings,  el clima estaba horrendo allá afuera y pensé que no sería buena idea salir así al baño, así que decidí no tomar mucho agua… eso me costaría un poco al otro día… ya les contaré. Cenamos el asqueroso Glucerna sabor vainilla, muy espeso, pero la verdad es que no me causó ninguna molestia, al contrario, me sentí bien, sin hambre y con energía.

 

Pasé la noche bien dentro de lo que cabe, no tuve frío, pero no dormí muy bien, había mucho ruido allá afuera y me tocó justo el lado donde pegaba el viento, aún así fue mejor experiencia que la 1° vez con Carmen en la tormenta de febrero… ahí sí me morí de frío toda la noche.

 

El despertador sonó a las 4:00 am, a esa hora teníamos la intención  de levantarnos para iniciar la avanzada, pero definitivamente el viento estaba muy fuerte todavía y nos levantamos como a las 6:00.  Me sentía muy bien, con mucha emoción, tenía el presentimiento de  que  iba a ser un gran día,  desayunamos mis ya famosos y deliciosos sándwiches de atún en lo que acomodábamos las cosas dentro de la tienda. No nos tardamos mucho en levantar el campamento, claro que Samir se tarda más que yo, así será para todo??? Jajajajajaja 

 

Cuando estábamos terminando de empacar la tienda, llego un montañista que traía un súper paso, había iniciado desde las 4  am el ascenso  y solo descansó un momento en el albergue para tomar alimento y siguió adelante…pensé que íbamos bastante lentos nosotros, pero también recordé lo que Carmen me dijo: “lleva tu paso…”

 

Nos pusimos los crampones  desde el albergue  pues un montañista del socorro alpino nos recomendó usarlos pues comentó que había tramos con hielo. Durante  el camino nos dimos cuenta que no fue necesario, y sí fue más pesado sobretodo la parte de las peñas escalarlas con los crampones, pero  más vale ser prevenidos.

 

Iniciamos el ascenso y como mencioné anteriormente, el no tomar suficiente agua en la noche me hizo sentir bastante deshidratada, afortunadamente Samir llevaba Pedialite y eso me ayudó mucho, tomé mi segundo aire y me sentía muy bien. Samir fue quien empezó a sentirse bastante cansado… también la altura lo afectó. Alternamos con hidratación, almendras y frutos secos.

 

Hicimos varias paradas, una de ellas en las peñas antes de llegar a las rodillas… esa parte fue difícil, me sentía bien y a la vez un poco incrédula de cómo estaba subiendo eso, con mi mochila cargada, apenas recuperándome de la deshidratación, pero el ir subiendo me iba motivando.

 

Llegamos a la cumbre de las rodillas alrededor de las 11 am, la vista fue espectacular, el clima estaba excelente, completamente despejado y azul, pudimos ver La Malinche, el Pico, etc. Estuvimos una rato,  la vista era embriagante y daban ganas de quedarse ahí, claro que no íbamos a llegar hasta ahí…

 

Justo llegaron 3 montañistas, bastantes ligeros, solo uno llevaba una mochila pequeña, incluso encendió un cigarro ¿? Qué loco…y nos rebasaron  un poco arrogantes, pues dijo el del cigarro “vamos a ser los únicos que hoy harán cima…” Samir me dijo “ya te picaron la cresta jajajaja” y después de unos minutos más avanzamos…

 

Después de 1 hora más o menos hicimos otra parada y me acosté sobre la mochila… gran error… toda el agua de mi camel se salió…solo nos quedaba una botella de pedialite a la mitad, una de 500 de G2 ( gatorade sin azúcar…) y como 1 litro de agua de Samir…

Aprovechamos para comer más, a Samir no le cayó muy bien el glucerna, bueno, no estamos seguros sí fue eso… pero ya no quiso más, yo si tomé la mitad de la porción y la otra la deja por si las dudas. El plan era bajar de regreso a las 6 pm… así que ya no había mucha comida.

 

A la 1 pm me dijo Samir que estábamos a buen tiempo para llegar a la cima alrededor de las 3 pm, él ya se veía muy cansado, de hecho las paradas eran más constantes, le pregunté que si se sentía bien para seguir, que no había problema si quería que hasta ahí… creo que n o quería decepcionarme y más aún después de ver todo el proceso que he llevado desde enero, él no quería ser la causa de que no hiciera cumbre, algo que había soñado mucho…

 

Continuamos y llegamos justo a una zona parecida a la panza, pero es antes… Samir sabe bien, nos encontramos a un chavo con su perra ovejera, iban a muy buen paso, sobretodo la perrita 4x4… increíble, la altura parecía hacerle cosquillas… nos recomendó quitarnos los crampones, que no era necesario, pero todavía no sabíamos como estaría el hielo más adelante.  Él se adelantó y nos aventajó bastante… más adelante en unas peñas encontramos al primer escalador, él que nos topamos en el albergue, venía muerto y  vaya, con qué pesar… no hizo cumbre, ya no podía más… le afectó mucho subir tan rápido, este era su 4° intento, la última vez había sido hace 2 meses… le dije que para la próxima se aclimatara, que ese había sido el problema pues estaba muy fuerte… lo pasamos y justo cuando él iba ya detrás de nosotros, pasó por una peñita de rocas sueltas y se desplomaron sobre él, afortunadamente no se cayó, cuando volteé, estaba aterrado… le pregunté si estaba bien y sí afortunadamente solo fue el susto…

 

Llegamos a la panza, a una zona donde hay hielo negro, pero estaba derritiéndose, así que no fue resbaloso, esa parte la disfruté mucho, el paisaje era increíble, un desierto de nieve…

 

Pasando eso, después de subir un poco más nos encontramos a 3 regios descansando, muy buena onda los chavos, muy alivianados. Nos preguntaron si íbamos a continuar y Samir dijo contundente “vamos a la cima”, nos preguntaron si podían ir con nosotros, no conocían bien el camino y como que estaban muy cansados, decidieron  dejar las mochilas para subir más ligeros, decidimos hacer lo mismo, medio escondimos las mochilas en una bajadita y bueno solo el Jetti podría robarnos las mochilas jajajajaja.

 

Fue un gran alivio escalar sin peso, más cómodos y con el optimismo de que ahora sí nada nos detendría.  Además nos quitamos los crampones, lo que hacía más cómodo el andar…

A las 3:50 pm del 13 de marzo hicimos cumbre… increíble, no puedo explicar con palabras bien lo qué sentí, mucha paz, de sentir que hace mucho tiempo no me sentía así, que tenía todo lo que quería, que nada me faltaba: feliz, mucho orgullo, mucha emoción… y unas ganas endiabladas de quedarme ahí…

 

Los regios llevaban 3 hojas cada una con una frase: YES WE CAN, se me hizo genial el detalle y se las pedimos prestadas para podernos tomar una foto, claro que el aire no dejó ver bien lo que decían.

A las 4:00 iniciamos el descenso… esa parte también la disfruté mucho, volver a recorrer el desierto de nieve y tener al frente la vista de unos seracs increíbles fue la cereza del pastel, además me sentía muy bien, muy fuerte todavía y no me agobiaba el camino que faltaba.

 

Samir es muy optimista y tenía planeado, bueno, los planes un día anterior, era bajar a las 6 pm a los autos…el nuevo plan del sábado era bajar en unas 5 horas… el camino que habíamos subido en 9 hrs..

 

 

Llegamos hasta las mochilas y no faltaba nada, el Jetti se apiadó de nosotros jajajaj, pero sí fue horrible volver a  cargar la mochila, ahí tomamos un poco de fruta, de pedialite, almendras y unos tragos de glucerna…. A  pesar de llevar menos peso, ya con el cansancio y la altura, sentía que mi mochila estaba más pesada jajajaja.

 

Los regios nos acompañaron durante el descenso y cuando llegamos a las rodillas, nosotros llegamos antes, les dijimos que nos adelantaríamos, Samir les dio unas instrucciones y nosotros tomamos un “atajo” por recomendación de él, ya que me dijo no quería exponerme en las peñas, pues desescalarlas estaría un poco complicado.

 

Bajamos por un arenal que estaba de un costado, la bajada  me llenó de adrenalina, fue rápida, ya tenía más práctica, claro que fue un reto alcanzar a Samir y hacer la travesía, sí me costaba un poco de trabajo y sentía un poco de miedo de que no pudiera parar antes de llegara al acantilado.

 

Salimos del arenal para retomar las peñas y cual fue mi sorpresa que nos encontramos a los regios, más delante de nosotros, como el burro que tocó la flauta, habían tomado el camino mejor que nosotros… de hecho le preguntaron a Samir si tenían que ir hacia donde estábamos y dijo que no, que se siguieran por donde iban, justo ahí fue donde comenzaron los problemas, pues no encontrábamos el camino, subimos un tramo de peña, luego volvimos a regresar por donde bajamos y así un par de veces,  yo estaba molesta y le hice a Samir el comentario que no me molestaba bajar por los arenales o desescalar las peñas, sino ir por el  camino incorrecto. Cabe mencionar que ya tenía algunos antecedentes con Samir que me hicieron dudar, ya que en San Francisco y en el Nevado tardamos horas por subir y bajar constantemente, regresar por donde ya habíamos pasado, etc buscando los caminos. Eso sí, como dice Samir, siempre sabíamos, más bien, él siempre ha  sabido exactamente dónde está, el dilema es saber llegar a dónde queremos llegar y sobretodo, llegar por el camino correcto, claro que aprendí que no solo hay un camino, hay varios… algunos mejores que otros, pero siempre hay más opciones.

 

Mi comentario también le molestó pues lo tomó como una falta de confianza y el resultado fue una tensión incómoda, aunada a la falta de agua, comida, el ocaso que nos caía encima y la innegable  verdad de  que definitivamente no llegaríamos a tiempo para sacar el auto, yo hasta ese momento supe que había una hora donde cerraban la pluma, 9 pm, y eso me molestó más, pues pensé que debimos haber tomado más precauciones. Me desagradaba bastante escalar de noche y más aún pasar una noche más sin agua y sin comida…

 

El descenso fue una pesadilla, me caí varias veces, no encontramos, de hecho no bajamos por donde subimos, solo en algunas partes retomamos el camino correcto, como en  El paso del Jabonero.  Ahí me preguntó si quería descansar, le dije que no… ya era oscuro, solo hicimos una escala técnica. Desgraciadamente perdió su casco, pues al quitárselo, resbaló por la rampa de nieve… y bueno, una piedrita más a lo que ya cargábamos. Samir estaba evidentemente molesto… y yo más… continuamos.

 

Los regios nos venían pisando los talones, llegamos a una rampa de hielo, no muy duro, pero no habíamos pasado por ahí, cosa que no me gustó pues había que pasarla en travesía, y con mis caídas anteriores, no me sentía muy segura.  Samir me dijo que no había problema, pero  el todavía dudaba que fuera el camino y eso me molestaba más,  cabe mencionar que en ningún momento le dije que no quería seguir o mostré signos de ataque de nervios, solo ahí le dije que sí pasaría por ahí pero que tendrías que tallar escalones, lo cual tomaría más tiempo. Me dijo que me pusiera los crampones y le dije que en esa inclinación, la oscuridad, etc no era buena idea.  Tallé 2 o 3 escalones y en eso Samir me dijo que bajara, sentí un gran alivio, pues estaba llegando a mi límite, conteniéndome para no caer en pánico.

 

Tomamos el camino de abajo que era arena,  pesado pero sin riesgo de resbalarme y a lo lejos se veía el 3° portillo, de hecho, me dijo Samir un poco molesto, “mira, ahí está el portillos, lo ves??” como diciendo, vamos bien… claro que  en el intermedio habían varios acantilados y una oscuridad que no se antojaba, de cualquier manera seguimos.  Me volví a caer varias veces, ya Samir me adelantaba mucho y me costaba trabajo ver el camino…llegamos al 2° portillo.  En ese momento ya eran las 9 pm de la noche y estaba realmente furiosa, ya era un hecho que nos quedaríamos una noche más, me detuve un poco para guardar el piolet y mi bastón pues ya  no me sentía segura y quería “meter las manos” ahí me rebasaron los 3 regios y me quedé atrás.  Cuando llegamos al 1° portillo, Samir me esperó y  me dijo que los regios tenían pagada su noche en el refugio de Altzomoni y que nosotros también nos podríamos quedar ahí, le dije que escuetamente “ ok” y también me dijo que era mejor quedarnos ahí, que teníamos que platicar lo que había pasado y descansar un poco.

Durante el descenso me preguntó varias veces si estaba bien, que si quería descansar y le dije que estaba bien y que continuáramos, yo solo quería salir de ahí, quería llegar al coche y desplomarme… ya no había tomado agua, él me ofreció de la suya, pero no quise, era parte de mi berrinche y una forma de castigarme pues yo tontamente había tirado el agua de mi camel…

 

Llegamos al coche a las 11:30, apenas me pude quitar la mochila, ya me sentía mareada, más que cansada, era la deshidratación… no podía subir mi mochila al coche… me pesaba más aún…

 

Ahí me dijo que teníamos que hablar, yo estaba exhausta, furiosa y cansada para escuchar, le dije que mejor mañana pero insistió,  así que le dije que empezara él.

 

Fue contraproducente, pues me hizo enojar más… estaba muy  molesto porque yo no confiaba en él, mis comentarios lo habían hecho enojar y solo mostraban mi desconfianza y que entendía que mi estilo o filosofía para ir a la montaña no era de “aventura”. Le dije que estaba muy enojada y que mejor hablábamos mañana, pero insistió que enojados “aflora” todo.

 

Primero le pregunté  que me dijera en qué momento lo había cuestionado, y agregué que en ningún momento me rehusé, reclamé, ni siquiera sugerí otro camino, “siempre que preguntas por aquí o por acá, mi respuesta es por donde tú digas” exclamé. Le dije que no desconfiaba de él pero  me molestaba que habíamos cumplido casi todos los requisitos para un accidente: novata, escalar de noche, cansados, deshidratados, sin comida, etc. Se defendió diciendo que nunca me puso en peligro, y que hasta el momento siempre me había visto segura, yo objeté diciendo que no olvidara que soy novata, pues le dije que tal vez él se conocía muy bien y sabía sus límites, pero  que no olvidara que era mi primera vez en el Izta en cumbre, que nunca había escalado de noche y menos bajo esas condiciones y que se había arriesgado mucho pues no sabía cómo yo iba a reaccionar.

 

Afortunadamente no caí en pánico pero me daba mucho coraje pensar que me pude caer y tirar por la borda todos mis sueños y mi proyecto a Perú.  Así son los accidentes, nadie los planea, simplemente suceden cuando se cumplen una serie de acontecimientos desafortunados  y  creía que en verdad nosotros nos habíamos arriesgado mucho.

 

Dejamos la discusión por la paz y decidimos ir a la pluma para ver si  nos dejaban salir… no había nadie y entonces no nos quedó otra más que regresar y subir al albergue de Altzomoni, ahí nos abrió uno de los regios y le llamó a  un guía de montaña, quién nos acomodó en una habitación con 2 extranjeras.

 

Ya en nuestras respectivas literas, casi no hablamos, me dio el último trago de pedialite, ya  teníamos agua que yo había dejado en el coche, me preguntó si quería sopa o atún, la verdad es que no tenía hambre ni ganas…le pedí que pusiera el despertador a las 6 am pues en cuanto abrieran la pluma yo quería irme…

 

Dormí un poco, adolorida de las piernas y las caídas… pero muy calientita… de hecho me desperté un poco antes de las 6 am sudando.

 

Nos levantamos sin muchos comentarios, ansiosos por llegar a Meca Meca y desayunar.

 

A las 9: 00 ya estábamos desayunando, el atole de guayaba y las quesadillas ayudaron a limar asperezas, hablamos con más calma, analizando lo que pasó.

 

Dejé claro  que no se preocupara en admitir en un futuro que ya no podía más, que no importaba si no hacíamos cumbre, yo no me iba a enojar, que teníamos que confiar y ser honestos y si no podíamos hacer cumbre no importaba, juntos llegamos y juntos nos vamos. Si uno  no puede seguir, el otro lo espera y no pasa nada, como ustedes me han enseñado, la montaña va a seguir ahí y siempre podemos regresar.

En gran parte, sabía que Samir hizo un gran esfuerzo, incluso fue más allá y todo por no dejarme sin cumbre, pero quería que supiera, que si algún día estamos en la misma situación no habría problema en  regresar y que eso no era un fracaso.

 

Que no me daba miedo enfrentar las situaciones difíciles, pero que tampoco era mi idea coleccionar records ni cumbres a costa de nadie,  que simplemente quería disfrutar esto y  hacerlo lo más seguro para seguir haciéndolo el mayor tiempo posible, solo quiero regresar, es lo que todos queremos no?

 

Hicimos las paces y creo que fue la base, siempre la adversidad nos engrandece, en una amistad que nos llevará como compañeros de cordada a muchos lugares.

 

A pesar de los malos momentos esta experiencia fue 100% positiva, aprendí mucho, me conocí mejor, conocí mejor a Samir, considerando que en un futuro tenemos un gran proyecto donde vamos a confiar al punto de depositar nuestra vida en manos del otro. La comunicación y la confianza son indispensables. Vamos por buen camino, lo estamos construyendo. Sí confío en Samir y sé  que ahora  él también confía en mí, al final, ganamos mucho.

 

Y me queda claro que esto es lo que quiero hacer y que hay un precio, el cual estoy dispuesta a pagar.

Un precio alto que implica disciplina, compromiso, entrega, solidaridad, honestidad y sobretodo un alto sentido de lealtad a nuestros compañeros y a nosotros mismos,  donde nos morimos juntos en la raya.

 

No es una competencia, no es llegar a la cima el éxito, es como bien dice Carmen, no dejar de subir…